—¿Qué estás haciendo? —bostezó Esperanza al encontrar a Rafael de pie solo en el pasillo vacío, mirando la puerta de una de las habitaciones.
—¿Eh? —Rafael se sorprendió, su expresión era la de alguien que había sido pillado con las manos en la masa robando algo.— No. Nada. —dijo distraído—. ¿De quién es esta habitación? —preguntó Rafael.
Esperanza se despertó porque tenía sed y encontró a Rafael mirando el dormitorio de Lana. —La habitación de Lana, la chica hombre lobo que me ha estado cuidando —dijo y bostezó de nuevo—. Es una chica muy agradable y la extraño, pero Serefina a menudo la envía a hacer algo.
—Deberías volver a tu habitación —Rafael sonrió suavemente, aunque la personalidad de Esperanza era un poco diferente a la de Raine, ambas tenían algo en común, y eso era; sus ojos brillaban cada vez que hablaban de la persona que les gustaba.
—Lo haré... —Esperanza bostezó de nuevo y se alejó—. Buenas noches Rafael...