Lila entrecerró los ojos hacia la joven llamada Terra, se acercó y ordenó al guerrero que la liberara. —Retrocede —le dijo al guerrero y él hizo lo que se le ordenó. —¿Qué haces aquí Terra? ¿Dónde están tus padres?
Terra parpadeó. —Me perdí, su gracia —dijo suavemente.
—¿Te perdiste? —Lila le sonrió con dulzura. —¿Cómo viniste aquí? —ahora, Lila estaba a dos pasos de Terra, mientras Teo y los otros licántropos estaban de pie a su lado.
—Vine aquí con mi madre y mi padre, pero luego me perdí —miró a Lila con ojos lastimeros, como si tuviera miedo de estar aquí sola.
—¿Cuánto tiempo llevas perdida en este bosque? —Lila preguntó de nuevo con el mismo tono tierno.
—Una, dos horas —Terra encogió su hombro. —No sé…
—Deja que la guardia la lleve con sus padres —Teo le sugirió, pero Lila levantó la mano para detenerlos de nuevo.
—¿Realmente crees que está perdida? —Lila miró a Teo. —¿Licántropos perdieron a su cachorro en este pantano? ¿Estás seguro de que es una de los tuyos?
