—Lo que quiero decirte es que necesitas a un humano para pedir permiso a la sacerdotisa para entrar a la tierra —dijo Christal mientras la llamada a la puerta la interrumpía.
—¿Qué quieres decir con eso? —Kace trató de ignorar la llamada a la puerta, estaba demasiado absorto y concentrado en averiguar qué quería decir esta doncella de la vela con que no podían encontrarse con la sacerdotisa sin un humano. ¿Por qué las cosas parecían salirse de control y volverse cada vez más difíciles para él ahora?
—Como te dije antes, el lugar donde vive la sacerdotisa es una tierra sagrada. Excepto los humanos sin malas intenciones, mientras que otras criaturas necesitan permiso de la sacerdotisa misma para entrar a esa tierra —Christal lanzó una mirada a la puerta, que estaba siendo golpeada.