—Es mejor si te quedas aquí y no haces nada al respecto —Maximus le dio un consejo a Kace—. Tu hermano está a punto de volverse feral ahora.
—Lo hizo otra vez —Kace entrecerró sus ojos azules oceánicos mientras miraba los árboles afuera de su habitación a través de una enorme ventana.
—Serefina lo traicionó y se te sospecha de haberla ayudado a escapar —Maximus soltó de golpe mientras no se movía de la puerta.
Kace desvió su atención hacia el hombre, el desdén era evidente en la forma en que Kace veía al licántropo. —¿Soy un prisionero ahora?
—No, no lo eres —la respuesta no fue convincente, especialmente viniendo de la boca de Maximus.
—¿Entonces? —Kace levantó sus perfectas cejas y ladeó la cabeza. Su naturaleza fácil de llevar no se veía por ningún lado en este momento.