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—¿Qué pasó aquí? —Torak apareció de repente y tomó del brazo a Raine, girándola para enfrentarla a él.
Cuando Torak vio sus lágrimas, supo que Serefina había soltado de nuevo su lengua venenosa.
—¿Por qué estás llorando? —Torak secó las lágrimas de las mejillas de Raine. La máscara no podía ocultar sus tristes ojos y él podía sentir cómo su frío corazón se dolía al ver su devastada expresión—. Dime, ¿qué es lo que pasa?
Sin importarle su imagen ni la atención de la gente alrededor, Torak atrajo a Raine hacia él y la abrazó fuertemente. Le frotó la espalda para calmar su cuerpo tembloroso.
En lugar de mirar al cielo estrellado y esperar los fuegos artificiales, la gente a su alrededor centró su atención en Torak y Raine, aunque se preguntaban por qué no podían oír ni una sola palabra de ellos a pesar de su cercana distancia. No podían evitar su curiosidad.
