Cuando Andrés buscó a la amiga de Alveena, no pudo encontrarlas en ningún lugar del club.
—¿Dónde se habrán ido? ¿No me digas que simplemente se fueron, dejando a su amiga sola? —Andrés pensó para sí mismo, frotándose el espacio entre las cejas.
No podía creer que se hubieran ido así, sin siquiera decirles adiós.
—¿Realmente son un buen amigo? ¿Cómo pudieron dejar sola a Alveena? —Andrés se sintió molesto por ese pensamiento.
Decidió levantarse y buscarlas más, pero fue detenido por una mano fría, agarrándole la muñeca. Bajó la vista solo para ver la cara lamentable de Alveena.
—¿A dónde vas? ¿Ya no quieres escucharme? —Alveena hizo un pucherito. Ella apretó su agarre en su muñeca.
—Prometo, este vampiro no te comerá. Por favor quédate... —Alveena murmuró suavemente, suplicándole que se quedara.
Andrés la miró impotente. 'Ya me mordiste. ¡No una, sino dos veces! ¿Hacer una promesa ahora que ya me has mordido dos veces?'