—¿Quién eres? —preguntó Andrés a la hermosa desconocida con su mirada poco acogedora.
La chica que sonreía hace un momento de repente frunció el ceño perfectamente formado cuando vio el comportamiento frío y poco amigable de Andrés.
—¿Qué le pasa? Frunciendo el ceño tan temprano esta mañana. ¿Es este el impacto de ese golpe en su cabeza? Hasta su actitud se vio afectada. Si ve a alguien sonriendo debería corresponder con una sonrisa también. Tsk Tsk Tsk. Si hubiera sabido que él era así entonces no debería haberlo salvado. ¡Hmph! —murmuró Alveena para sí misma.
—Es guapo pero su actitud es totalmente desagradable —agregó en sus pensamientos.
Mantuvo la compostura y siguió sonriendo a Andrés.
—¡Oye, Borrachín! ¿Te levantaste por el lado equivocado de la cama? ¿Por qué estás tan gruñón? No me recibas con ese tipo de expresión, Compañero. Te aseguro... no querrás ver mi lado perra —dijo Alveena, bromeando y al mismo tiempo, amenazando a Andrés.