—¿Qué quieres decir con 'mi dosis'? —dijo Paige, su entumecimiento desapareciendo y sustituido por ira. Ella había amado a Ara con todo su corazón. Después de haberla encontrado en un estado desolado en la posada, la había acogido bajo su protección y hecho todo para ayudarla a salir de su depresión.
—Digo lo que digo, Paige. ¡No es que no me hayas jodido! —Ara respondió en voz alta.
Paige la miró mientras se le separaban los labios. Exhaló un respiro tembloroso. Se levantó de su lugar y caminó hacia donde estaba Kaizan. —Nunca te jodí, Ara. Te hice el amor.
—¿En serio? —Ara cruzó los brazos sobre su pecho—. ¡Entonces eres una idiota más grande de lo que pensaba!