—Junto con una división de dos docenas de soldados, Vaarin se apresuró a llegar al sitio de la invasión de los renegados —comentó el narrador—. El lugar olía a sangre. Miembros, carne y sangre estaban esparcidos en el suelo. Era fácil adivinar que los soldados atacados fueron tomados por sorpresa. Simplemente no podía entender que todos estos años los renegados no habían tocado a la manada Garra Blanca. ¿Cómo es que atacaron en este momento?