—Hay de sobra aquí —respondió Olivia, cuando de repente comprendió lo que Íleo quería decir. Se ruborizó hasta el cuello.
Íleo se levantó al instante siguiente, tomó a Alexander y se lo entregó a tía Darla y luego alzó a su esposa. —Conozco la dieta perfecta para ti. Mientras se alejaba con su esposa hacia la cima de una colina y luego detrás de ella, Olivia y Kaizan sonreían mientras Darla miraba a un atónito Alexander. El niño claramente miraba con desdén a su padre con sus ojos dorados.
—¡Ven bebé! —dijo Darla—. ¡Déjame presentarte el mundo de los niños! Temiendo que oyeran sonidos extraños, Darla reunió a todos en un círculo. —¿Y ahora vamos a jugar un juego nuevo? —les dijo a todos ellos.
—¿Qué juego nuevo? —preguntó Nicolai, sentándose al lado de Lena, empujándola para hacer espacio. Tuvo que codear a sus hermanos Lev y Alex para encontrar lugar.