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Paige hervía en ira. Empujó a Ara detrás de ella y luego miró fijamente a Kaizan con las manos apretadas en puños hasta que los nudillos se le pusieron blancos. —¡Kaizan! —gritó—. Estoy harta de estas tonterías. Cada vez que Ara quiere hablar contigo, la insultas como si fuera una don nadie. Pero Ara es mi pareja. Será mejor que aprendas a comportarte delante de ella y a respetarla. Yo nunca he insultado a Olivia, ¿verdad? ¿Entonces cómo te atreves a maltratar a Ara?
Kaizan estaba... atónito. Paige rara vez estallaba contra él y este era uno de esos raros días en que ella estaba peleando con él. Su mirada se deslizaba más allá de ella, hacia donde estaba Ara, y la encontró sonriéndole con suficiencia. Eso lo enfureció aún más. —Ella estaba