—Kaizan —se moría de ganas de estar con Olivia. Aunque Olivia protestaba, él le separó los muslos y luego chupó su capullo con fuerza, rozando la piel circundante con sus colmillos. Y enseguida la tensión se arrolló en el cuerpo de Olivia. Sus protestas se transformaron en suaves gemidos.
Mientras la chupaba, introdujo su dedo dentro de ella y empezó a bombear. Ella arqueó su cuerpo y onduló sus caderas para darle acceso a más de sí misma. "¡Oh Dioses!" Su esposo era un salvaje. Retiró su dedo solo para traer otro más. Ella montó sus dedos con fuerza. Él gruñó contra ella y conforme su pecho retumbaba, ella podía sentir la vibración en su piel. La sensación era demasiado para soportar y ella terminó alrededor de sus dedos, gimiendo su nombre.