—¿Y qué? —preguntó Theordir con despreocupación.
—¡Así que Ruvyn también va a ser su heredero! —se burló Íleo—. ¡Y mejor no me vengas con esa mierda de 'heredero real'!
—¡Cuidado, Íleo! —dijo Theodir y se lanzó hacia él. Agarró a Íleo por el cuello de su camisa, su cuerpo temblando de ira. Íleo estalló en sombras y humo.
Haldir saltó sobre sus pies. —¡Dejen de pelear ambos! —gritó mientras apartaba los dedos de Theodir de la camisa de Íleo.