La Reina Siora se resistió. No era fácil derribar a la reina demonio tan fácilmente. Torció sus manos y, en un destello, los dos guardias que la sujetaban cayeron. Saltó detrás de uno de ellos y le rompió el cuello. Este se desplomó al suelo. Anastasia se precipitó al costado y cubrió a Iona con sus alas. Aprovechando la situación, Siora sacó la espada de la vaina del guardia muerto y la blandió hacia ellos. Arqueó su espada para cortar las alas de Anastasia, pero su espada se encontró con otra espada.