—Hemos recibido la información de que alguien vendrá de Viniski en los próximos dos días —exhaló Haldir pesadamente.
Anastasia se detuvo. Colocó sus manos en la cintura y ensanchó su postura. En los últimos dos días, no había tenido noticias del rey o la reina. —Los Fae no pueden estar en sus formas corpóreas fuera del reino de Vilinski. ¿Cómo hablarás con ellos? Necesitarías de mí para hablar con ellos y lo juro Haldir, enviaré a todos de vuelta o los mataré, pero no entregaré a Maple. ¡No pruebes mi paciencia! Te advierto ahora mismo —su expresión era peligrosa... incluso letal.
—Estoy de acuerdo con Anastasia —dijo Íleo—. ¿Qué propósito tendría invitar a Aed Ruad para conversaciones con nosotros cuando todos sabemos que nunca sería en nuestro favor? Además, ¡es posible que vengan a encontrarnos bajo la apariencia de una conspiración de guerra a gran escala!