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—¿Por qué siento que esta conversación se está volviendo realmente indecente? —preguntó Anastasia, haciendo su mayor esfuerzo por calmar su latido del corazón porque en este momento su corazón latía tan fuerte que podría haber saltado de su caja torácica. Y quería apretar el espacio entre sus muslos, pero no lo hizo porque eso significaría que estaba sintiendo l
—No soy yo quien piensa eso. Es tan indecente como tú lo consideres. —No sabía qué decir. La manera en que él lo decía, parecía como si ella sonara lasciva. ¡Como si quisiera admitir eso! Tomó una respiración profunda y se mordió el labio. ¿Por qué la conversación siempre terminaba así con él? ¿Se estaba volviendo vulgar? Se mordió el labio.
—Mírame, Anastasia —su voz no era una solicitud. La forma en que su nombre se deslizaba en su lengua, ella apretó sus muslos de nuevo.