Aed Ruad entró en su habitación de la cueva y no podía creer que su destino fuera a girar de una manera tan… favorable. Si Siora se casara con él después del juramento de sangre, no habría manera de que ella pudiera ir en su contra. Le gustaba su propuesta. ¿Por qué iba a ir tras Vilinski y recuperar a su madre o ayudar a su padre en su venganza? Preferiría disfrutar y pasar el resto de sus días en el confort palaciego como el rey de Galahar. Sostenía el borde del manto sobre la chimenea. Una sonrisa cubría su rostro. Ahora solo tenía que encontrar una manera de expulsar a su padre de ella. Y eso antes de casarse con ella.