Evelyn no sabía qué decir en ese momento.
Se aclaró la garganta al ver que Regan se estaba enojando de nuevo y sonrió nerviosa mientras decía
—Solo estaba bromeando.
—Más te vale. No te hablaré si haces algo así de nuevo.
Eso era otra mentira, pero al ver cómo Evelyn le creía, Regan dejó que las cosas se quedaran así. Ella debería saber que él la ama, pero no debería saber cuánto la tenía comiendo de su mano.
Él podía apreciarla en silencio.
Aproximadamente quince minutos después, ambos estaban sentados en la cama y Evelyn estaba en sus brazos mientras ambos leían un libro que Regan sostenía.
Contrario a lo enfocado que estaba Regan en el libro, Evelyn seguía pensando en los libros que había leído durante todo el día.
De repente, un suave beso cayó en su sien y escuchó la profunda voz de Regan.
—Este lugar parece un buen lugar para quedarse. Me gustaría saber qué pasa ahí adentro todo el día.
Evelyn se sonrojó al imaginarse a Regan conociendo sus pensamientos.