Dentro del comedor, Oliver le dijo a su padre que la fiebre de Evelyn había bajado. Cooper se alivió al escuchar esto.
—Ella debe estar asustada después de ver esa escena ayer —Cooper suspiró mientras almorzaba y dijo.
La mano de Oliver se detuvo y cayó en silencio. En efecto, la fiebre de Evelyn había surgido de repente. Debe ser porque se asustó mucho después del incidente de ayer.
Oliver frunció el ceño. La imagen de Arturo volvió a pasar por su mente. Pero trató lo mejor posible de ignorarla. Independientemente de lo que Arturo pensara de él, Oliver todavía lo amaba como a su hermano y en algún lugar siempre se había culpado a sí mismo por el trato que recibió Arturo de parte de sus padres.
En algún lugar se consideraba responsable de todo.
Tal vez por eso, aunque una gran parte de la mente de Oliver seguía gritando que había sido Arturo quien mató al perro, él continuaba ignorándolo.
—Quizás no debería haber traído ese cachorro en primer lugar —Oliver pensó en su corazón.