Lo que dijo Rex era cierto. Regan lo sabía.
Él sabía que Arturo no se quedaría de brazos cruzados. Los últimos minutos habían sido suficientes para saber un poco sobre qué tipo de hombre era. Esa... esa sonrisa escalofriante en su rostro cuando había estado mirando a Evelyn también era suficiente para que Regan entendiera lo que Rex estaba insinuando.
Sin embargo…
—Nada de eso sucederá —dijo con firmeza.
Rex frunció el ceño al ver a Regan tan tranquilo y seguro. Al momento siguiente, su ceño se relajó y sus ojos se abrieron desmesuradamente presos del pánico mientras preguntaba
—¡Regan, no me digas que ya habías planeado algo contra ellos antes de que yo llegara aquí! —Rex realmente deseaba que no fuera así.
No obstante, Regan asintió con la cabeza. En ese momento, Rex deseó poder golpear la cabeza de su hermano y meterle algo de cerebro. Sin embargo, sabía que era imposible, así que se preguntó si debería golpear su propia cabeza contra la pared.