—¿Me estás salvando del fuego? —preguntó Oliver con una mirada atónita cuando ella asintió. Por alguna razón, él sentía que ella parecía demasiado inocente. Demasiado ingenua, demasiado… sacudió la cabeza.
Ella era una demonia. Él no podía dejarse engañar por sus palabras.
—¡Eso no es una buena broma! —tsk, mientras la sujetaba y la apartaba. —Este no es fuego real sino una especie de explosión que ocurre en el aire. ¡Mira! —señaló al cielo que estaba lleno del arreglo de colores que lo hacían ver hermoso.
Luci miró el cielo con asombro y luego a los hombres y mujeres que lo disfrutaban mientras los niños aplaudían. No parecía peligroso en absoluto.
—¿Así que esto eran fuegos artificiales? —Oliver asintió y sonrió cuando miró sus ojos brillantes,
