Hazel entró al palacio con la intención de encontrar a Anne y pasar algo de tiempo con ella.
Sabía que era Nathan o Michael quien estaba sentado en la oscuridad, y sus sentidos le habían sugerido el lugar, pero dado que Rafael estaba seguro de que trataría el asunto frontalmente, ella iría a ver la condición del imperio.
Mientras todo terminara en paz, su hijo vendría a un lugar que le prometía un futuro mejor. Una sonrisa apareció en sus labios al pensar en su hijo y se preguntaba si sería niño o niña cuando vio a Damien.
Él venía de nuevo de la prisión subterránea y ella suspiró.
—¡Damien! —lo llamó cuando el color de su rostro cambió—. ¿No fuiste al pueblo donde el hombre te había pedido? —preguntó con un tono suave mientras se acercaba a él cuando él asintió con la cabeza.