Los labios del hombre se contrajeron al oír la fría amenaza de Rafael aunque sabía que la entidad debía ser fuerte para tomar la forma de otra persona.
—Soy la sombra que has resuelto una vez que mi maestro murió mientras prometías que me ayudarías a encontrar a mi maestro. Pero cuando la encontraste, convenientemente te olvidaste de mí hasta que te obligué a presentármela —dijo con una risa fría en su rostro.
Aunque todavía se veía como Hazel, su voz ya se había vuelto masculina cuando habló al oído de Rafael, que todavía la abrazaba para que todo el mundo la viera.
—Incluso después de eso, me diste una tonta tarea de buscar cosas que pudieran herirte mientras tú buscaba todo el tiempo y me mantenías alejada y ocupada de mi señora —resopló, ganándose una risita del vampiro.