—¡Toc, toc! —el golpeteo de la puerta que al principio era suave comenzó a hacerse más y más fuerte.
La persona que esperaba afuera se había impacientado pero ambos no estaban listos para terminar su beso.
Como si no solo estuvieran mostrando su pasión sino su dominio y poder con ese contacto.
Sus caderas habían comenzado a frotarse contra él. Aunque la ropa seguía intacta, la mera idea de montarlo lo estaba haciendo perder el control más allá de toda explicación.
—¡Toc toc! —ella tiró de su cabello con más fuerza.
Sus ojos estaban cerrados y ella gimió cuando él la mordió de nuevo. La sangre que fluía de su boca fue lamida por él.
—¡Maldición! ¡Cuánto he extrañado este sabor! —él murmuró silenciosamente cuando recordó que hacía mucho tiempo que no saciaba su hambre.
¡Maldición! Incluso en este momento, estaba pensando en él.
¿Cómo podía vengarse de él? Ella maldijo las emociones que todavía fluían en su corazón mientras lo alejaba.