—¿Cómo me encontraste? No, la pregunta debería ser: ¿qué haces aquí? —Anne se levantó y miró a su hermana que la devolvía la mirada.
—¿Recuerdas a nuestros padres, Anne? ¿No me culpas por su muerte? —Hazel, que había aparecido en la habitación como por arte de magia, no miró a Anne.
Sus ojos sombríos contemplaban el cielo oscuro con una expresión perdida en su rostro.
—Ellos intentaron matarte y murieron en el intento. ¿Por qué te culparía? Los culpo a ellos por no amar a la chica a la que dieron vida solo por sus ojos. No me importaba lo que los demás pensaran de ti, pero ellos eran tu familia y ¡aún así no te apoyaron! —su voz era acusadora—. Ella había pensado que ya había superado el pasado, sin embargo, cuando recordaba el pasado, se sentía sofocada y enfadada.