—Huyó cuando se desató el fuego anoche —dijo él tras pensar unos momentos.
Sintió que su agarre se apretaba en su pecho y frunció el ceño. ¿Por qué estaba tan preocupado si aquel humano había huido? Desde cuándo le importaba eso. Espera... ¿Acababa de llamar a Vicente un humano?
Se sacudió la cabeza y se volvió para ver que él ya había dejado su cintura y estaba sentado en la cama.
Hazel no preguntó nada pero podía sentir que él estaba un poco tenso.
—Pídele a Diana que se encargue del asunto —dijo él tras pensar unos momentos.
—Esa... señora Diana no se encuentra por ninguna parte. Creo que regresó con su ejército —dijo el hombre con una voz temblorosa desde el otro lado de la habitación, pero Hazel podía sentir la tensión aumentando en su voz.
—¿Por qué importaba tanto? Podría ser encontrado y arrestado por los caballeros de este imperio o por el ejército mantenido por el consejo —preguntó ella, ya que no podía contener más su curiosidad.