—¿Por qué intentas llevarte a Hazel contigo? —Su cálida sonrisa y sus rasgos suaves se tornaron más fríos y oscuros y los colmillos asomaron por su boca cuando miró fríamente al caballero que, de repente, se convirtió en una mujer de cabello plateado.
—No esperaba que me reconocieras tan pronto. La niña necesitaba ayuda —sus expresiones eran calmadas, pero bajo esos ojos claros el maná se arremolinaba y sus suaves labios ya murmuraban un hechizo de protección para que él no pudiera atacarla a su antojo.
Él ya había sacado su arma y la miraba burlonamente.
—Pensaba que todas las brujas de primera generación habían sido asesinadas. Me alegra que hayas venido por ti misma a despejar mi malentendido y corregir mi error —sin perder otro segundo, le disparó todas las balas.
Estas balas estaban llenas de maná y pólvora para que funcionaran más rápido en las brujas, pero ni una sola bala la tocó.
Todas las balas se detuvieron a un centímetro de su cuerpo y luego cayeron al suelo.