—¡Mi señora, está usted radiante hoy! —El vestido rosa le daba un aspecto dulce y juvenil y su cabello estaba suelto. Parecía una adolescente joven y dulce, ingenua e inocente.
Pero su apariencia era lo que menos le preocupaba. Estaba más preocupada por su supervivencia. ¿Y si no conseguía escapar y el vampiro la matara una vez que el consejo la abandonara?
Tenía que pensar en una nueva política de supervivencia que pudiera ser utilizada como plan B. pero lo cierto es que lo había faltado al respeto todo este tiempo, al igual que esta tía que sigue intentando presionarlo.
Y como tenía que trabajar bajo su tía, no había manera de que pudiera evitar sus encuentros.
—Mi señora, ¿hay algo que no le haya gustado? —preguntó la criada mientras la emperatriz seguía mirándose en el espejo sin apartar la vista con el ceño fruncido.