Marte abrazó inmediatamente de nuevo a su esposa con fuerza. Estaba tan conmovido y feliz más allá de toda medida de que tendrían un miembro adicional en su pequeña familia. Después de lo ocurrido la última vez, haría las cosas bien.
—Por supuesto... No me iré a ningún lado. Lo prometo —susurró y le besó el cabello. Incluso antes de que Emmelyn lo pidiera, él se había prometido a sí mismo quedarse y nunca dejarla salir de su vista, pase lo que pase.
—Está bien —Emmelyn secó las lágrimas de sus ojos. Cielos.. este embarazo fue tan inesperado, pero estaba en el séptimo cielo. Se había perdido mucho de la vida temprana de Harlow. Esta vez, no quería perderse nada.
Después de que recuperaron la compostura, finalmente, Emmelyn se dio cuenta de que su vestido estaba manchado por el vómito y se pellizcó la nariz torpemente. —Uff... Necesito cambiarme.
—Sí. Déjame ayudarte a cambiar —dijo Marte. Emmelyn asintió agradecida.
