—Emmelyn habló de nuevo, esperando captar la atención de Margarita. Maxim se acercó a su lado y echó un vistazo a su alrededor. Tenía una alta tolerancia al frío, pero esta vez tuvo que abrigarse bien con su abrigo.
Hasta donde alcanzaba la vista, solo había hielo alrededor de ellos. Parecía surrealista. ¿Cómo podría alguien vivir aquí? Se preguntaba.
—Hola... venimos de visita —dijo Emmelyn cortésmente—. ¿Hay alguien en casa?
—¿Quiénes son ustedes?
De repente, desde una de las torres del castillo, pudieron escuchar la voz de alguien respondiendo. Emmelyn y Maxim levantaron la vista para ver el origen de la voz.
Vieron a una mujer asombrosamente hermosa asomando su cabeza desde la ventana en lo alto de la torre. Se veía pálida como un fantasma, pero hermosa a pesar de ello. ¿Era esta Margarita?