—No soy como tú —dijo Emmelyn con sequedad—. Valoro a las personas cercanas a mi y jamás las dejaré ir si puedo hacer algo al respecto. Dime... ¿cuál es tu precio?
—¿Mi precio? —Kira miró a Emmelyn con una expresión divertida—. ¿Qué te hace pensar que puedes comprarme?
—Porque sé que todos tienen un precio —respondió Emmelyn—. Si quiero recuperar a mi amigo, ¿cuál es el precio que pides? Sé que puedes averiguar qué le pasó si realmente eres la hija del jefe. A no ser que estés mintiendo sobre eso.
—Hmm... No sé cuánto debería cobrarte —Kira soltó una carcajada—. Tengo todo el dinero que podría necesitar en esta vida.
—Debe haber algo que quieras —dijo Emmelyn de nuevo—. Sé que todos desean algo en su vida. Tú no eres la excepción.
—Incluso si lo hiciera, no creo que tú puedas hacerlo realidad —replicó Kira.
—Inténtalo —Emmelyn miró a Kira con una expresión desafiante—. Cruzó sus brazos sobre su pecho para demostrar su seriedad.