—Mira, Harlow está lista —dijo Lily con una cara radiante cuando entró al comedor con Harlow, quien yacía en una canasta de mimbre. Estaba despierta y llena.
El bebé hacía sonidos de arrullo mientras la canasta se colocaba en el asiento junto a su padre. Era una escena tan conmovedora de presenciar. Marte no pudo evitar sonreír cuando vio a su bebé entregado.
Pensó que Harlow era realmente encantadora y esperaba que su padre pudiera ver lo mismo.
—Gracias, Lily. Ahora me voy —dijo el príncipe heredero mientras se levantaba de su asiento y tomaba la canasta de Harlow con él. Athos siguió a Marte para despedirlo.
El príncipe montaría su caballo mientras el bebé viajaría en el carruaje preparado por los Greenan, acompañado de una niñera o su nodriza. Irían con calma y viajarían lentamente.
—Ten cuidado —dijo Lily—. Tiene solo un mes de nacida.