La bruja estaba muy contenta con la promesa de Ellena de darle más oro. Le gustaba esta joven dama porque Ellena era tan generosa y parecía saber exactamente lo que quería.
—Muy bien —sonrió la bruja—. Puedes venir a mí si necesitas algo relacionado con pociones y magia de bajo nivel. Sé bastante. Lo suficiente para ayudarte, en caso de que lo necesites.
—Así lo haré, señora Despear —asintió Ellena—. Vendré a ti si necesito algo.
—Por favor, solo llámame Krista, Su Gracia —dijo la bruja—. Solo soy unos años mayor que tú. Puedes llamarme por mi nombre.
—Está bien, Krista. Me gusta eso. —Ellena pensó que no estaba de más tener una bruja de su lado. Era cierto que Krista aún era joven y no tan poderosa como Thessalis, por ejemplo.
Sin embargo, tenía un amplio conocimiento de herbomancia que definitivamente sería útil para Ellena en el futuro.
