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—Tengo que encargarme yo mismo —finalmente respondió Mars—. La bruja ha sido enemiga de mi familia desde que tengo memoria. Esto es personal. No puedo dejar que otras personas manejen este problema por mí. Incluso si pidiéramos ayuda a Elmer, sigue siendo mi responsabilidad.
Emmelyn bajó la cara y suspiró. Miró su estómago y pensó en Harlow.
¿Cuánto tiempo la dejaría su esposo? ¿Y qué pasaría si le sucediera algo a él? Este pensamiento era realmente aterrador y hacía que Emmelyn se sintiera angustiada de nuevo.
Ah... no es de extrañar que dijera que se quedaría aquí con ella toda la semana y pasarían más tiempo juntos. Lo había hecho para compensar el tiempo en el que él la dejaría.
—¿Dónde vive la bruja? —Emmelyn finalmente preguntó con voz baja—. No quiero parecer dependiente, pero el hecho era que se sentía apegada y no quería que él se fuera.