—Te amo —susurró Emmelyn mientras trazaba su pecho musculoso y bajaba hasta sus pantalones. Quitó la última prenda de su cuerpo y luego acarició amorosamente su dureza imponente—. Hagámoslo despacio y con suavidad...
Marte tragó saliva y asintió débilmente. Tocó su cabello y lo frotó mientras ella subía sobre él y acariciaba su virilidad con un movimiento regular, subiendo y bajando y jugueteando en la punta.
Sus acciones le dieron tanto placer que abrumaron su mente. Marte ya no era agresivo, y dejó que Emmelyn hiciera cosas que le hacían sentirse bien.
Emmelyn sonrió dulcemente cuando vio que la bestia había sido domesticada. Continuó su trabajo tomando su dureza en su boca, dándole aún más placer alucinante.
Pacientemente movió su boca arriba y abajo y acarició su eje con sus dos manos juntas, siguiendo su movimiento.
Emmelyn también fue cuidadosa para dar atención extra usando su lengua para mimar la punta de su virilidad, lamiéndola y chupándola.
