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—¿Quieres unirte a tu madre y a mí para tomar el té? —preguntó Emmelyn sorprendida—. ¿Hablas en serio?
Marte asintió con entusiasmo—. Hace tiempo que no tomo el té con mi madre. Quiero ir contigo.
El hombre había decidido ir. Si le impedía a Emmelyn salir, por supuesto, la chica sospecharía, y su madre también se preguntaría por qué Emmelyn no había ido a verla al palacio.
Por eso Marte decidió que el mejor paso era acompañar él mismo a Emmelyn al palacio para poder monitorear todo y evitar que ocurrieran cosas no deseadas.
Emmelyn miró a Marte incrédula. Repitió su pregunta—. Tú... ¿realmente quieres unirte a nosotras para el té con las damas?
Marte asintió—. Lo haces sonar tan sexista. Supongo que todos pueden tomar té.
Emmelyn sacudió la cabeza incrédula—. Bueno... como quieras.
Este tipo era realmente extraño, pensó ella. Le gustaba quedarse en su cámara femenina, y ahora estaba tan emocionado por ir al té de la tarde con la reina y sus damas de compañía?