A la mañana siguiente, en la Mansión Principal del Hogar Feng,
—¡Hola Xiaotong! Tu tía está realmente feliz de verte llamar tan temprano en la mañana. ¿Cómo te ha ido estos días? —dijo Zhen Qinrou con alegría mientras bajaba por las escaleras en la sala de estar con su teléfono en la oreja.
Feng Yu Hao estaba sentado tranquilamente en uno de los sofás, leyendo su periódico con su taza de té servida al lado. Al oír acercarse la voz de su esposa, no reaccionó ni levantó la mirada para verla. Simplemente continuó terminando el reportaje en el periódico. Sus ojos, al detenerse en los titulares que mencionaban a Li Xue, mostraban ligeros indicios de positividad hacia ella.
—Oh, eres muy amable, Xiaotong. Debo decir que tus padres te han criado muy bien. Nos sentimos muy orgullosos de verte tan filial con los mayores —dijo Zhen Qinrou mientras tomaba asiento justo al lado de su esposo. Sus expresiones, mostrando suficiencia hacia él aunque él no la estaba mirando.
