—¡Espera! —Feng Shufen detuvo a Li Xue justo cuando intentaba alejarse de él. Su voz, suave y ligera en su oído. Su nariz lentamente rozaba su piel, burlándose de ella al máximo.
El corazón de Li Xue dio un fuerte latido dentro de su pecho cuando nuevamente se sintió tan cerca en los brazos del hombre, con su mano enroscándose alrededor de ella. Sus ojos se dilataron ante sus acciones repentinas mientras giraba un poco su cara para mirar su pose en el espejo. ¡Qué ambiguos se veían así!
—Señor Belcebú, acabo de venir de afuera. Todavía tengo polvo y suciedad en mí. Termina tus quehaceres en el baño primero, para que también pueda terminar pronto —dijo sin pensar mucho en sus palabras.
Feng Shufen sonrió ligeramente ante su elección de palabras. Con un giro de movimiento, la hizo girar para enfrentarla. Luego, mirándola a la cara, dijo:
—¿Me estás pidiendo ayuda aquí? No me importará, aunque ya me he bañado una vez, una segunda vez no cambiará mucho.
