Cuando finalmente vio su teléfono sonar, Wen Sying se apresuró torpemente a contestarlo antes de que se cortara. Ahora ya se le hacía difícil contactar al hombre y sin su ayuda, no creía que pudiera escapar de las cosas esta vez.
—Señor Han, ¿ahora está planeando dejarme sola en todo esto? Usted... Usted mejor no piense tal cosa porque, en todos estos planes, nunca he estado sola. Usted estaba conmigo. Ahora que Li Xue busca venganza, yo... yo no tomaré las cosas sola —balbuceó cada palabra con urgencia. Su voz tropezando una sobre otra, dada a la temblorosa postura que llevaba en ese momento.
Pero en respuesta a toda su urgencia, solo consiguió escuchar un fuerte rugido de risa burlona. El rostro de Wen Sying se palideció de inmediato al escuchar eso. Sus labios sellados por algunas razones, esperando escuchar primero al otro lado.