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Wen Sying sintió su corazón resbalar ante las palabras de advertencia de Li Xue. No esperaba que esto sucediera. Su corazón latía de miedo al pensar si alguno de los secretos del pasado había salido a la luz. Se sentía perseguida por esas miradas penetrantes, pues conocía bien a su antigua amiga.
Cuando Li Xue había regresado a la ciudad, en el aeropuerto cuando se encontraron, estaba segura de que en sus ojos no había expresión de daño. Pero ahora, al mirarla, ya no podía estar segura de eso.
Con un terror evidente al mirar a Li Xue, Wen Sying preguntó con un tono muy consciente. Sus manos ya se sentían pegajosas sobre la suave tela de la camisa del hombre. —¿Q-Qué estás insinuando con eso, Li Xue? ¿Me estás acusando a mí y a Wenting de algo?
