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Mientras Qi Shuai entraba con paso tranquilo, mantenía sus ojos en la mujer. —Dr. Collin, ¿todo está bien? ¿Ya la revisó? —preguntó, sin saber qué era exactamente lo que había pasado para que ella frunciese el ceño.
Quería acercarse a ella y suavizar las arrugas que había formado en su frente, pero sabía que eso solo incrementaría su irritación.
El joven doctor asintió ante sus palabras y luego, volviéndose hacia la mujer, dijo:
—Sí, todo parece estar bien, pero hay algunas cosas que deben ser tomadas con mucho cuidado para prevenir que el daño ocurra.