—Al salir esas palabras de los labios de Qi Shuai —la primera persona en mostrar reacción dentro de la habitación no fue otro que el silencioso secretario. Gao Fan sintió como si le hubieran golpeado con un trueno. Esas palabras simplemente le hicieron sentir como si el mundo entero estuviera en peligro.
—Director Qi, ¿sabías siquiera el gran problema que has creado para ti mismo? Esta es la culpa que tu destino te ha traído. Maldecir al diablo solo te traerá mala suerte, no buena fortuna —el secretario murmuraba en su corazón, recordando las noticias que había traído para su Presidente Feng.
—Mientras Gao Fan sentía pena por el Director en jefe —Qi Shuai se sentía completamente aliviado después de desahogar su bilis —hasta que sintió la mirada asesina del hombre sobre él. Estaba procesando sus emociones internas sin darse cuenta de lo excesivas que fueron sus palabras. Cuando se dio cuenta, ya era demasiado tarde para retractarse.