Al ser atrapada con las cosas que trataba de esconder, Li Xue no tenía idea de qué decirle a su amiga. Se sintió completamente indefensa y miró a su hija. Ahora solo esta pequeña podía salvarla. Estaba segura de que había escuchado todo y que definitivamente tendría una manera de ayudarla.
Todo este tiempo, la Pequeña Li Wei estaba tranquilamente tomando su sopa, manteniendo sus ojos en el plato. Ella seguía las enseñanzas de su madre de no interrumpir las conversaciones de los mayores. Cuando sintió la mirada suplicante de su mamá, levantó la vista y alzó las cejas, preguntando en silencio con sus ojos.
—Mamá, ¿hay algo? ¿Por qué me miras así? Te juro que no escuché ninguna de tus conversaciones con la tía Yi Lan. Solo estaba tomando mi sopa como me pediste. Cuando la pequeña niña expresaba todas sus palabras usando sus manos y ojos, no parecía menos que la linda e interactiva muñeca Adora que podía llenar instantáneamente el corazón de uno con asombro y amor.