—Por una vez, el aliento de Feng Shufen se detuvo en su garganta, mientras lentamente sentía a Li Xue acercarse más a él. Su bata de baño, ceñida al cuerpo, realzaba sus curvas de una manera más atractiva. Su belleza nunca había sido poca, ni su figura perfecta. Pero en estos días, después de mantener una dieta un poco más estricta y hacer ejercicio diario, se había vuelto aún más encantadora.
Sin decir una palabra, se paró frente a él, mirándolo con cierta duda. —¿Vas a usar esto? —sus palabras, saliendo despacio, abanicaban su aliento ligero y refrescante sobre su piel sin querer.
—¿Algún problema con este? —preguntó Feng Shufen y Li Xue inclinó su cabeza a ambos lados, pensando en algo antes de volver a acercarse a él de la misma manera que él lo había hecho antes con ella.
