—Bien, no hablemos ahora de tu historia de amor. Solo dime, ¿le has contado a tu cuñada sobre su verdadera identidad de nacimiento? —preguntó Qi Shuai, mirando intensamente a su amigo—. ¿Recuerdas qué impactante realidad le habías informado a Feng Shufen?
Feng Shufen miró a su amigo. Su expresión no revelaba ningún indicio de respuesta positiva a sus palabras:
— No hay nada tan especial que decir —dijo con indiferencia, manteniendo su expresión seria—. Suficientemente indiferente como para hacer creer a cualquiera que realmente no es importante notificarlo.
—¿Eh? ¿Nada tan especial que decir? Hermano, si eso no es algo especial entonces no sé qué puede ser —replicó Qi Shuai, con una expresión de 'no te lo puedo creer'.
—... —Pero incluso ante sus palabras y esa expresión, Shufen permanecía sobrio, sin retroceder de sus palabras anteriores.
