Feng Shufen miró a la mujer, la cual parpadeaba sus ojos inocentemente. Y esos lentos y firmes aleteos de sus ojos fueron suficientes para incentivar sus deseos de romper todas las cadenas de restricciones que había estado sosteniendo dentro de él todo este tiempo.
—Dado que ya me conoces tan bien, ¿no puedes leer también mis pensamientos o es que los estás ignorando a propósito, pensando que podrías escapar? —expresó sus palabras, haciendo un último movimiento ágil para cerrar la distancia entre ellos. Sus pechos, casi rozándose el uno al otro.
Aunque Kalon ha aprendido bien los trucos, el Diablo seguía siendo el maestro de todos los trucos.
Li Xue sintió que su corazón se saltaba un latido cuando lo escuchó, sus pies casi perdiendo el apoyo en el suelo. Pero justo cuando sintió que se desplomaría en el suelo, sintió sus fuertes brazos envolviendo su cintura, cubriendo toda su espalda para sostenerla en el suelo.