Li Xue preguntó con seriedad, mirándolo a los ojos a Feng Shufen. Sus manos sobre las caderas, mostrando su postura perfectamente como una madre reprendiendo a su marido por mimar demasiado a su hijo sin necesidad.
La expresión de Feng Shufen solo cambió levemente mientras sonreía. —Eso no es un problema. Chiboa siempre ha alentado a estudiantes de alto CI en las universidades. No te preocupes por esas cosas. Siempre cuidaré de WeiWei.
Al oír estas palabras tan despreocupadas, Li Xue solo pudo llevarse la mano a la frente. —Señor Belcebú, ¿de verdad cree que me preocupo por eso? Solo digo que pensé que tendría una dulce hijita ordinaria, pero contigo cerca, siento que todo se está volviendo extraordinario. No solo mi vida, sino también la gente y las cosas que suceden a mi alrededor.
Aunque su tono pretendía mostrar su decepción, aún así la decepción era lo último que sentía. Se sentía más sorprendida y atónita de una manera saludable.
