Anoche, cuando Qi Shuai y Yi Lan partieron del Río Jíxiáng, durante todo el trayecto estuvieron en silencio. Feng Yi Lan descansaba en la parte trasera mientras Qi Shuai en la delantera. Hasta que el auto se detuvo en su apartamento, él la encontró ya dormida.
No queriendo dejar pasar buenos momentos con ella, el hombre siguió conduciendo sin rumbo por la carretera hasta que llevó el coche a estacionarse en la orilla del mar, recordando que la chica siempre había soñado con despertar ante el paisaje del mar.
Para no perder ni un momento con ella, no se atrevió a dormir, tampoco se preocupó de parpadear pensando que si lo hacía, se quedaría dormido. Esta era la primera vez que estaba tan desesperado pero también sabía que lo único apropiado para él era desesperarse para obtener su perdón.
