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Por otro lado, en la mansión principal de la Familia Feng,
Feng Yu Hao estaba leyendo un libro, sentado bajo la luz de la lámpara de araña cuando escuchó el sonido de unos tacones en el suelo. Interrumpiendo su lectura, levantó la mirada hacia la puerta mientras saludaba con una sonrisa, —¡Has vuelto! ¿Cómo te fue hoy? Realmente te has tomado tu tiempo. ¡Ya casi es de noche!
Los pasos de la mujer se detuvieron al escuchar las palabras de su marido. Poniéndose una sonrisa en el rostro, se giró para mirarlo y dijo —Sí, hoy tuve muchas cosas que atender. Ya sabes, una vez que estoy allí, las otras damas no me dejan ir hasta que termina el día. Jaja... así que sí, se me hizo tarde. ¿Espero que no te hayas aburrido sin mí? —terminó sus palabras con una risita suave y ligera.
