—Yi Lan, sabes que eso fue peligroso. ¿Cómo pudiste hacer algo así? ¿Olvidaste que tu pierna no está en buenas condiciones? ¿Qué habría pasado si no hubiera podido controlar mi caída y hubiera presionado mi peso sobre tu tobillo? —gritó Qi Shuai, enderezándose a una pequeña distancia. Sus cejas completamente fruncidas, mostrando la preocupación y ansiedad que sintió en ese corto momento de tiempo. En esa ola de preocupación, casi había olvidado la caída del tazón sobre su regazo.
La mujer simplemente hizo un puchero hacia él y repitió las mismas palabras de antes —Es tu culpa. ¿Por qué vienes a burlarte de mí? ¿No dije que no me gusta tu cocina? Ese caldo de hueso era simplemente horrible. Nunca lo habría tomado si no hubiera sido por tus esfuerzos. Soy una chica que siempre valora los modales.